Izquierda:
Ana Blandiana, Rumanía. Nacida en 1942.
Guadalupe Nettel, México. Nacida en 1973.
Marina Perezagua, España. Nacida en 1978. Premio Sor Juana Inés de la Cruz.
Wendy Guerra, Cuba. Nacida en 1970.
Yásnaya Aguilar, México. Nacida en 1981.
Fernanda Melchor, Argentina. Nacida en 1982.
Daniela Tarazona, México. Nacida en 1975. Premio Sor Juana Inés de la Cruz.
Selva Almada, Argentina. Nacida en 1973.
Diamela Eltit, Chile. Nacida en 1947.
Centro:
Yara Nakahanda Monteiro, Portugal. Nacida en 1979.
Derecha:
Mayra Santos-Febres, Puerto Rico. Nacida en 1966.
Mariana Enríquez, Argentina. Nacida en 1973.
Fernanda Trías, Uruguay. Nacida en 1976. Premio Sor Juana Inés de la Cruz
Piedad Bonnett, Colombia. Nacida en 1951.
Elsa Osorio, Argentina. Nacida en 1952.
Victoria Amelina, Ucrania. Nacida en 1986. Fallecida en 2023.
Lídia Jorge, Portugal. Nacida en 1946.
Mónica Ojeda, Ecuador. Nacida en 1988.
Liliana Colanzi, Bolivia. Nacido en 1981.
Las mujeres han ocupado durante siglos un lugar minoritario en el gran coro de la literatura. Relegadas o consideradas como excepciones, han solido quedar fuera del canon literario. Pero el siglo XXI es ya el del protagonismo de la mujer en todos los ámbitos, también en las letras. Este panel lo expone elocuentemente. De Rumanía a Ecuador, de Cuba a Portugal, las escritoras protagonizan la literatura de hoy en todos sus registros y géneros. Se aventuran en la literatura de terror y fantasía, como la argentina Mariana Enríquez. Traen a nuestros días la herencia cervantina, como la española Marina Perezagua en “Don Quijote en Manhattan”. Se adentran en el género del cuento con inquietantes relatos, como la boliviana Liliana Colanzi o la mexicana Guadalupe Nettel. Dan testimonio del drama del suicidio de un ser querido, en textos de no ficción como “Lo que no tiene nombre”, de la colombiana Piedad Bonnett.
Y también hacen de su literatura instrumento con que afrontar los dramas y conflictos del presente. Escriben sobre los sueños rotos de la Revolución, como la cubana Wendy Guerra. Reflexionan sobre raza y negritud en el Caribe, como la puertorriqueña Mayra Santos Febres, o sobre la relación post-colonial entre Europa y África, como la portuguesa de origen angoleño Yara Monteiro. Reconstruyen el robo de bebés bajo la dictadura militar argentina, como Elsa Osorio. E incluso dan la vida por mostrar el horror de la guerra, como la ucraniana Victoria Amelina, fallecida durante un bombardeo ruso sobre la ciudad de Kramatorsk en 2023. La literatura de nuestro tiempo quedaría afónica sin las voces de sus escritoras.
Ana Blandiana, Rumanía. Nacida en 1942.
Guadalupe Nettel, México. Nacida en 1973.
Marina Perezagua, España. Nacida en 1978. Premio Sor Juana Inés de la Cruz.
Wendy Guerra, Cuba. Nacida en 1970.
Yásnaya Aguilar, México. Nacida en 1981.
Fernanda Melchor, Argentina. Nacida en 1982.
Daniela Tarazona, México. Nacida en 1975. Premio Sor Juana Inés de la Cruz.
Selva Almada, Argentina. Nacida en 1973.
Diamela Eltit, Chile. Nacida en 1947.
Centro:
Yara Nakahanda Monteiro, Portugal. Nacida en 1979.
Derecha:
Mayra Santos-Febres, Puerto Rico. Nacida en 1966.
Mariana Enríquez, Argentina. Nacida en 1973.
Fernanda Trías, Uruguay. Nacida en 1976. Premio Sor Juana Inés de la Cruz
Piedad Bonnett, Colombia. Nacida en 1951.
Elsa Osorio, Argentina. Nacida en 1952.
Victoria Amelina, Ucrania. Nacida en 1986. Fallecida en 2023.
Lídia Jorge, Portugal. Nacida en 1946.
Mónica Ojeda, Ecuador. Nacida en 1988.
Liliana Colanzi, Bolivia. Nacido en 1981.
Las mujeres han ocupado durante siglos un lugar minoritario en el gran coro de la literatura. Relegadas o consideradas como excepciones, han solido quedar fuera del canon literario. Pero el siglo XXI es ya el del protagonismo de la mujer en todos los ámbitos, también en las letras. Este panel lo expone elocuentemente. De Rumanía a Ecuador, de Cuba a Portugal, las escritoras protagonizan la literatura de hoy en todos sus registros y géneros. Se aventuran en la literatura de terror y fantasía, como la argentina Mariana Enríquez. Traen a nuestros días la herencia cervantina, como la española Marina Perezagua en “Don Quijote en Manhattan”. Se adentran en el género del cuento con inquietantes relatos, como la boliviana Liliana Colanzi o la mexicana Guadalupe Nettel. Dan testimonio del drama del suicidio de un ser querido, en textos de no ficción como “Lo que no tiene nombre”, de la colombiana Piedad Bonnett.
Y también hacen de su literatura instrumento con que afrontar los dramas y conflictos del presente. Escriben sobre los sueños rotos de la Revolución, como la cubana Wendy Guerra. Reflexionan sobre raza y negritud en el Caribe, como la puertorriqueña Mayra Santos Febres, o sobre la relación post-colonial entre Europa y África, como la portuguesa de origen angoleño Yara Monteiro. Reconstruyen el robo de bebés bajo la dictadura militar argentina, como Elsa Osorio. E incluso dan la vida por mostrar el horror de la guerra, como la ucraniana Victoria Amelina, fallecida durante un bombardeo ruso sobre la ciudad de Kramatorsk en 2023. La literatura de nuestro tiempo quedaría afónica sin las voces de sus escritoras.
José Manuel Fajardo