Arriba:
Herta Müller, Alemania. Nacida en 1953. Premio Nobel de Literatura.
Elmer Mendoza, México. Nacido en 1949.
Antonio Skarmeta, Chile. Nacido en 1940.
Laura Restrepo, Colombia. Nacida en 1950.
Sergio Ramírez, Nicaragua. Nacido en 1942. Premio Cervantes.
Alberto Fuguet, Chile. Nacido en 1963.
Juan Villoro, México. Nacido en 1956. Premio Xavier Villaurrutia.
Wendy Guerra, Cuba. Nacida en 1970.
Fernando Trueba, España. Nacido en 1955.
Héctor Abad Faciolince, Colombia. Nacido en 1958.
Javier Cercas, España. Nacido en 1962.
Abajo:
Kapka Kassabova, Bulgaria. Nacida en 1973.
Gioconda Belli, Nicaragua. Nacida en 1948.
Como se puede ver, esta exposición en un juego binario. Fotos en blanco y negro y fotos en color. Retratos individuales y retratos de grupo. Autores americanos y autores europeos. Rostros de vivos y rostros de muertos. Y es lógico que así sea porque la condición de aquellos que la protagonizan, los escritores, también es binaria: individuos que trabajan en soledad y son leídos por la sociedad.
La escritora Herta Müller es un buen ejemplo de lo que la escritura tiene de singular. Nacida en Rumanía en el seno de la minoría alemana de ese país, ha narrado en “El hombre es un gran faisán en el mundo” la experiencia de esa condición minoritaria y los esfuerzos de su familia por salir del país bajo la dictadura de Ceaucescu. Mientras que el grupo que mira a cámara en la foto tomada por Mordzinski en Zacatecas, formado por autores colombianos, españoles, mexicanos, cubanos, nicaragüenses y chilenos, nos recuerda la importancia de los encuentros literarios, espacios en los que las individualidades creadoras comparten y dialogan entre sí y con sus lectores, reconciliando la condición dual del escritor.
Y los dos extremos de esa dualidad se reflejan también en la obra de la escritora búlgara Kapka Kassabova, autora de la autobiografía “Calle sin nombre”, y de la nicaragüense Gioconda Belli, cuyo compromiso político y social se refleja en sus ensayos “Rebeliones y Revelaciones” y en novelas como “El país de las mujeres”. Hablando de la propia vida a cara descubierta o enmascarándose tras los rostros de personajes de ficción, a solas o en colaboración, lo que hallamos en los textos de los escritores son vidas contadas.
Herta Müller, Alemania. Nacida en 1953. Premio Nobel de Literatura.
Elmer Mendoza, México. Nacido en 1949.
Antonio Skarmeta, Chile. Nacido en 1940.
Laura Restrepo, Colombia. Nacida en 1950.
Sergio Ramírez, Nicaragua. Nacido en 1942. Premio Cervantes.
Alberto Fuguet, Chile. Nacido en 1963.
Juan Villoro, México. Nacido en 1956. Premio Xavier Villaurrutia.
Wendy Guerra, Cuba. Nacida en 1970.
Fernando Trueba, España. Nacido en 1955.
Héctor Abad Faciolince, Colombia. Nacido en 1958.
Javier Cercas, España. Nacido en 1962.
Abajo:
Kapka Kassabova, Bulgaria. Nacida en 1973.
Gioconda Belli, Nicaragua. Nacida en 1948.
Como se puede ver, esta exposición en un juego binario. Fotos en blanco y negro y fotos en color. Retratos individuales y retratos de grupo. Autores americanos y autores europeos. Rostros de vivos y rostros de muertos. Y es lógico que así sea porque la condición de aquellos que la protagonizan, los escritores, también es binaria: individuos que trabajan en soledad y son leídos por la sociedad.
La escritora Herta Müller es un buen ejemplo de lo que la escritura tiene de singular. Nacida en Rumanía en el seno de la minoría alemana de ese país, ha narrado en “El hombre es un gran faisán en el mundo” la experiencia de esa condición minoritaria y los esfuerzos de su familia por salir del país bajo la dictadura de Ceaucescu. Mientras que el grupo que mira a cámara en la foto tomada por Mordzinski en Zacatecas, formado por autores colombianos, españoles, mexicanos, cubanos, nicaragüenses y chilenos, nos recuerda la importancia de los encuentros literarios, espacios en los que las individualidades creadoras comparten y dialogan entre sí y con sus lectores, reconciliando la condición dual del escritor.
Y los dos extremos de esa dualidad se reflejan también en la obra de la escritora búlgara Kapka Kassabova, autora de la autobiografía “Calle sin nombre”, y de la nicaragüense Gioconda Belli, cuyo compromiso político y social se refleja en sus ensayos “Rebeliones y Revelaciones” y en novelas como “El país de las mujeres”. Hablando de la propia vida a cara descubierta o enmascarándose tras los rostros de personajes de ficción, a solas o en colaboración, lo que hallamos en los textos de los escritores son vidas contadas.
José Manuel Fajardo