Arriba:
Ángela Hernández, República Dominicana. Nacida en 1954.
Abajo:
Santiago Roncagliolo, Perú. Nacido en 1975.
Carlos Pardo, España. Nacido en 1975.
Antonio Ortuño, México. Nacido en 1976.
Emiliano Monge, México. Nacido en 1978.
El amor a las propias raíces es la argamasa con la que la dominicana Ángela Hernández profundiza en la condición femenina en el Caribe, en su libro “Mudanza de los sentidos”. Los retratos de Mordzinski nos los muestran solos frente el enigma del agua, como metáfora de la manera en que, desde su individualidad, el escritor intenta descifrar y nombrar el mundo.
Las palabras con las que se nombra el mundo tienen también su propia historia. Mordzinski fotografió al escritor español Carlos Pardo, el peruano Santiago Roncagliolo y los mexicanos Antonio Ortuño y Emiliano Monge en una ciudad de Nicaragua que trae a América un nombre de España: Granada. Porque hay nombres que viajan, por lo general de mano de conquistadores de otras tierras. Toda América da prueba de ello: de las estadounidenses Nueva Orleans o Nueva York a la venezolana Mérida o la argentina Córdoba, esos nombres de ciudades nos recuerdan que lo que hoy es interrelación y diálogo fue en su día conquista y colonia, y que la historia del vínculo cultural entre América y Europa tiene, como toda historia, sus luces y sus sombras, sus recuerdos de amor y de muerte.
Ángela Hernández, República Dominicana. Nacida en 1954.
Abajo:
Santiago Roncagliolo, Perú. Nacido en 1975.
Carlos Pardo, España. Nacido en 1975.
Antonio Ortuño, México. Nacido en 1976.
Emiliano Monge, México. Nacido en 1978.
El amor a las propias raíces es la argamasa con la que la dominicana Ángela Hernández profundiza en la condición femenina en el Caribe, en su libro “Mudanza de los sentidos”. Los retratos de Mordzinski nos los muestran solos frente el enigma del agua, como metáfora de la manera en que, desde su individualidad, el escritor intenta descifrar y nombrar el mundo.
Las palabras con las que se nombra el mundo tienen también su propia historia. Mordzinski fotografió al escritor español Carlos Pardo, el peruano Santiago Roncagliolo y los mexicanos Antonio Ortuño y Emiliano Monge en una ciudad de Nicaragua que trae a América un nombre de España: Granada. Porque hay nombres que viajan, por lo general de mano de conquistadores de otras tierras. Toda América da prueba de ello: de las estadounidenses Nueva Orleans o Nueva York a la venezolana Mérida o la argentina Córdoba, esos nombres de ciudades nos recuerdan que lo que hoy es interrelación y diálogo fue en su día conquista y colonia, y que la historia del vínculo cultural entre América y Europa tiene, como toda historia, sus luces y sus sombras, sus recuerdos de amor y de muerte.
José Manuel Fajardo