Arriba:
Arnoldo Krauss, Ciudad de México. Nacido en 1951.
Abajo:
Luis Sepúlveda, Chile. Nacido en 1949. Fallecido en 2020.
Carmen Yáñez, Chile. Nacida en 1952.
Una memoria no sólo necesaria para prevenir nuevos horrores, sino también para reflexionar sobre el lado trágico de toda vida, esa “novela biológica” que cada uno escribe para sí mismo acumulando recuerdos a lo largo de su existencia y que termina siempre con la muerte de su protagonista. Y es precisamente a la muerte, al dolor y a la eutanasia a lo que ha dedicado su obra el escritor mexicano, profesor universitario y médico, Arnoldo Krauss, autor de ensayos como “Recordar a los difuntos” y “Dolor de uno, dolor de todos”.
El sueño de todo escritor es que su libro encuentre el amor de los lectores. Pocos autores han tenido la suerte de disfrutar de ese amor de forma tan multitudinaria como el chileno Luis Sepúlveda. La misma palabra amor estaba ya, como premonición, en el título de su novela más leída: “El viejo que leía novelas de amor”. Y él mismo fue protagonista de la que bien podría definirse como la más hermosa historia de amor, la que le unió a la poeta chilena Carmen Yáñez. Casados con apenas veinte años, ambos sufrieron persecución durante la dictadura de Pinochet y sus vidas se separaron, rumbo al exilio, durante veinte años. Refugiados en Europa, él en Alemania, ella en Suecia, volvieron a encontrarse en 1996 para casarse de nuevo, en España, y compartir vida hasta que el Covid los separó para siempre. En la foto, tomada en Santiago de Chile, se les ve sentados en el jardín del centro de torturas en el que Carmen Yáñez desapareció durante unos meses interminables y sobre el que ha escrito estos hermosos y doloridos versos: “porque la muerte batía alas / allá afuera/ y la bondad callaba”. Ese espacio de terror, Villa Grimaldi, se ha convertido hoy en un espacio de imprescindible memoria.
Arnoldo Krauss, Ciudad de México. Nacido en 1951.
Abajo:
Luis Sepúlveda, Chile. Nacido en 1949. Fallecido en 2020.
Carmen Yáñez, Chile. Nacida en 1952.
Una memoria no sólo necesaria para prevenir nuevos horrores, sino también para reflexionar sobre el lado trágico de toda vida, esa “novela biológica” que cada uno escribe para sí mismo acumulando recuerdos a lo largo de su existencia y que termina siempre con la muerte de su protagonista. Y es precisamente a la muerte, al dolor y a la eutanasia a lo que ha dedicado su obra el escritor mexicano, profesor universitario y médico, Arnoldo Krauss, autor de ensayos como “Recordar a los difuntos” y “Dolor de uno, dolor de todos”.
El sueño de todo escritor es que su libro encuentre el amor de los lectores. Pocos autores han tenido la suerte de disfrutar de ese amor de forma tan multitudinaria como el chileno Luis Sepúlveda. La misma palabra amor estaba ya, como premonición, en el título de su novela más leída: “El viejo que leía novelas de amor”. Y él mismo fue protagonista de la que bien podría definirse como la más hermosa historia de amor, la que le unió a la poeta chilena Carmen Yáñez. Casados con apenas veinte años, ambos sufrieron persecución durante la dictadura de Pinochet y sus vidas se separaron, rumbo al exilio, durante veinte años. Refugiados en Europa, él en Alemania, ella en Suecia, volvieron a encontrarse en 1996 para casarse de nuevo, en España, y compartir vida hasta que el Covid los separó para siempre. En la foto, tomada en Santiago de Chile, se les ve sentados en el jardín del centro de torturas en el que Carmen Yáñez desapareció durante unos meses interminables y sobre el que ha escrito estos hermosos y doloridos versos: “porque la muerte batía alas / allá afuera/ y la bondad callaba”. Ese espacio de terror, Villa Grimaldi, se ha convertido hoy en un espacio de imprescindible memoria.
José Manuel Fajardo