Izquierda:
Paolo Giordano, Italia. Nacido en 1982.
Gastón García Marinozzi, Argentina. Nacido en 1974.
Guillermo Arriaga, México. Nacido en 1958.
Silvio Rodríguez, Cuba. Nacido en 1946.
Maylis de-Kerangal, Francia. Nacida en 1967.
Emmanuel Carrère, Francia. Nacido en 1957. Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances.
Patrick Modiano, Francia. Nacido en 1945. Premio Nobel de Literatura.
Simone Weil, Francia. Nacida en 1909.
William Ospina, Colombia. Nacido en 1954.
Ana Merino, España. Nacida en 1971.
Manuel Vilas, España. Nacido en 1962.
Centro:
Jorge Volpi, México. Nacido en 1968.
Derecha:
David Toscana, México. Nacido en 1961. Premio Xavier Villaurrutia.
Ligia Urroz. Nicaragua. Nacida en 1968.
Jorge Semprún, España. Nacido en 1922. Fallecido en 2011.
Antonio Muñoz Molina, España. Nacido en 1956.
Mempo Giardinelli, Argentina. Nacido en 1947.
Santiago Gamboa, Colombia. Nacido en 1965.
Paco Ignacio Taibo II, México. Nacido en 1949.
Juan Madrid, España. Nacido en 1947.
Cristina Rivera Garza, México. Nacida en 1964. Premio Sor Juana Inés de la Cruz.
Muriel Barbery, Francia. Nacida en 1969.
Kader Abdolah, Holanda. Nacido en 1954.
El juego de influencias e interacciones entre las literaturas americanas y europeas tiene una larga historia, desde la llegada de “El Quijote” a tierras de América y la escritura de “La historia verdadera de la conquista de la Nueva España”, de Bernal Díaz del Castillo. Una relación que continúa, con más intensidad que nunca. No se puede evocar la gesta atroz de los conquistadores españoles sin evocar novelas como “Urzúa”, del colombiano William Ospina. De igual modo, el pensamiento europeo ilustrado deja huella en la novela “Extrañas”, del mexicano Guillermo Arriaga, y hay una presencia recurrente de América, en espacial de Nueva York, en la obra del español Antonio Muñoz Molina.
Las escrituras de los autores de ambas orillas del Atlántico, en un juego de espejos, comparten paralelismos temáticos como la denuncia de la violencia y reflexión sobre el lugar de la tragedia en la vida humana. La tragedia de las guerras y totalitarismos que asolaron Europa en el siglo XX, presentes en “El largo viaje” del español Jorge Semprún, en los textos de los franceses Simone Veil y Patrick Modiano, y también en novelas de autores mexicanos como David Toscana, en “La ciudad que el diablo se llevó”, y Jorge Volpi, en su novela “En busca de Klingsor”. La tragedia del feminicidio, en “El invencible verano de Liliana”, de la mexicana Cristina Rivera Garza, y de los atentados del terrorismo yihadista en París, en “V13, Crónica judicial”, del francés Emmanuel Carrère.
Son escrituras arraigadas en la experiencia. La experiencia de un viaje bajo la sombra del miedo, de Ciudad de México a Nueva York para cubrir la información tras la caída de las Torres Gemelas, en el caso del argentino Gastón García Marinozzi, en “Viaje al fin de la memoria”. El drama de la inmigración y el exilio, en la novela “La Muralla” de la escritora nicaragüense residente en México, Ligia Urroz. Y, el caso del escritor holandés de origen iraní Hossain Farahani, el compromiso con el dolor de los otros, que le ha llevado a utilizar como pseudónimo literario el nombre de Kader Abdolah, formado por los nombres de dos amigos suyos asesinados por el régimen integrista de Irán.
Hay autores europeos que viven en América, como la española Ana Merino, y latinoamericanos que viven o pasan largas temporadas en Europa, como el argentino Mempo Giardinelli o el colombiano Santiago Gamboa, quien además ha dejado el retrato de la inmigración hispana en París a finales del siglo XX, en su novela “El síndrome de Ulises”. Y los hay, como el mexicano Paco Ignacio Taibo II, que encarnan con su propia trayectoria ese diálogo transatlántico: nacido en España y criado en México, fue fundador del mayor festival literario de novela negra en Europa, la Semana Negra de Gijón – en la foto aparece junto al español Juan Madrid, novelista policial habitual de ese festival−, y es director de la mayor editorial mexicana, Fondo de Cultura Económica.
Se trata de literaturas que se abren al mundo, no sólo para escuchar sus conflictos y anhelos, como es el caso del italiano Paolo Giordano, comprometido en proyectos con organizaciones como Médicos sin Fronteras, sino también para llevar la música de sus palabras a otras tierras, como el cantautor cubano Silvio Rodríguez, al son de cuyas letras una generación soñó y luchó por la libertad en España en las postrimerías de la dictadura franquista.
Paolo Giordano, Italia. Nacido en 1982.
Gastón García Marinozzi, Argentina. Nacido en 1974.
Guillermo Arriaga, México. Nacido en 1958.
Silvio Rodríguez, Cuba. Nacido en 1946.
Maylis de-Kerangal, Francia. Nacida en 1967.
Emmanuel Carrère, Francia. Nacido en 1957. Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances.
Patrick Modiano, Francia. Nacido en 1945. Premio Nobel de Literatura.
Simone Weil, Francia. Nacida en 1909.
William Ospina, Colombia. Nacido en 1954.
Ana Merino, España. Nacida en 1971.
Manuel Vilas, España. Nacido en 1962.
Centro:
Jorge Volpi, México. Nacido en 1968.
Derecha:
David Toscana, México. Nacido en 1961. Premio Xavier Villaurrutia.
Ligia Urroz. Nicaragua. Nacida en 1968.
Jorge Semprún, España. Nacido en 1922. Fallecido en 2011.
Antonio Muñoz Molina, España. Nacido en 1956.
Mempo Giardinelli, Argentina. Nacido en 1947.
Santiago Gamboa, Colombia. Nacido en 1965.
Paco Ignacio Taibo II, México. Nacido en 1949.
Juan Madrid, España. Nacido en 1947.
Cristina Rivera Garza, México. Nacida en 1964. Premio Sor Juana Inés de la Cruz.
Muriel Barbery, Francia. Nacida en 1969.
Kader Abdolah, Holanda. Nacido en 1954.
El juego de influencias e interacciones entre las literaturas americanas y europeas tiene una larga historia, desde la llegada de “El Quijote” a tierras de América y la escritura de “La historia verdadera de la conquista de la Nueva España”, de Bernal Díaz del Castillo. Una relación que continúa, con más intensidad que nunca. No se puede evocar la gesta atroz de los conquistadores españoles sin evocar novelas como “Urzúa”, del colombiano William Ospina. De igual modo, el pensamiento europeo ilustrado deja huella en la novela “Extrañas”, del mexicano Guillermo Arriaga, y hay una presencia recurrente de América, en espacial de Nueva York, en la obra del español Antonio Muñoz Molina.
Las escrituras de los autores de ambas orillas del Atlántico, en un juego de espejos, comparten paralelismos temáticos como la denuncia de la violencia y reflexión sobre el lugar de la tragedia en la vida humana. La tragedia de las guerras y totalitarismos que asolaron Europa en el siglo XX, presentes en “El largo viaje” del español Jorge Semprún, en los textos de los franceses Simone Veil y Patrick Modiano, y también en novelas de autores mexicanos como David Toscana, en “La ciudad que el diablo se llevó”, y Jorge Volpi, en su novela “En busca de Klingsor”. La tragedia del feminicidio, en “El invencible verano de Liliana”, de la mexicana Cristina Rivera Garza, y de los atentados del terrorismo yihadista en París, en “V13, Crónica judicial”, del francés Emmanuel Carrère.
Son escrituras arraigadas en la experiencia. La experiencia de un viaje bajo la sombra del miedo, de Ciudad de México a Nueva York para cubrir la información tras la caída de las Torres Gemelas, en el caso del argentino Gastón García Marinozzi, en “Viaje al fin de la memoria”. El drama de la inmigración y el exilio, en la novela “La Muralla” de la escritora nicaragüense residente en México, Ligia Urroz. Y, el caso del escritor holandés de origen iraní Hossain Farahani, el compromiso con el dolor de los otros, que le ha llevado a utilizar como pseudónimo literario el nombre de Kader Abdolah, formado por los nombres de dos amigos suyos asesinados por el régimen integrista de Irán.
Hay autores europeos que viven en América, como la española Ana Merino, y latinoamericanos que viven o pasan largas temporadas en Europa, como el argentino Mempo Giardinelli o el colombiano Santiago Gamboa, quien además ha dejado el retrato de la inmigración hispana en París a finales del siglo XX, en su novela “El síndrome de Ulises”. Y los hay, como el mexicano Paco Ignacio Taibo II, que encarnan con su propia trayectoria ese diálogo transatlántico: nacido en España y criado en México, fue fundador del mayor festival literario de novela negra en Europa, la Semana Negra de Gijón – en la foto aparece junto al español Juan Madrid, novelista policial habitual de ese festival−, y es director de la mayor editorial mexicana, Fondo de Cultura Económica.
Se trata de literaturas que se abren al mundo, no sólo para escuchar sus conflictos y anhelos, como es el caso del italiano Paolo Giordano, comprometido en proyectos con organizaciones como Médicos sin Fronteras, sino también para llevar la música de sus palabras a otras tierras, como el cantautor cubano Silvio Rodríguez, al son de cuyas letras una generación soñó y luchó por la libertad en España en las postrimerías de la dictadura franquista.
José Manuel Fajardo