Arriba:
Alfonso Mateo-Sagasta, España. Nacido en 1960.
Camila Sosa Villada, Argentina. Nacido en 1982.
Abajo:
Mircea Cărtărescu, Rumanía. Nacido en 1956.
Karina Sainz Borgo, Venezuela. Nacido en 1982.
La literatura oscila permanentemente entre la realidad y la fantasía, entre lo vivido y lo soñado, entre lo que se es y lo que se desea ser. A veces la escritura queda suspendida entre esos dos polos, como el cuerpo de la escritora venezolana Karina Sainz Borgo en la fotografía, en plena tensión entre la atracción del suelo y el impulso que la eleva hacia el cielo. De esa tensión surge la capacidad transformadora de la escritura y de la lectura. Escribir, leer, nos cambia por dentro.
Desde el lado de la fantasía y el deseo, el rumano Mircea Cărtărescu refleja esa transformación en su trilogía “Cegador”, que escoge como metáfora central la forma de la mariposa, emblema de metamorfosis, para contar mediante la parábola de un realismo mágico, género literario impulsado por la narrativa latinoamericana, la experiencia de crecer bajo la dictadura de Ceaucescu. Y la argentina Camila Sosa Villada hace de su escritura el territorio desde el que explorar el camino de su transformación en escritora transgénero, en novelas como “Las malas”.
Del lado de la exploración de lo real, el español Alfonso Mateo-Sagasta, en “Caminarás con el sol”, se mete en la piel de una figura histórica, el español Juan Guerrero que, a principios del siglo XVI y en tierras americanas, decidió tomar partido por el pueblo Maya y capitaneó las tropas mayas en la lucha contra sus compatriotas conquistadores. Y Sainz Borgo, que hoy vive en España, se ciñe al presente para dar cuenta de la violencia política en su ciudad natal, Caracas, en la novela “La hija de la española”. Una manera de profundizar en las razones de la actual diáspora venezolana.
Alfonso Mateo-Sagasta, España. Nacido en 1960.
Camila Sosa Villada, Argentina. Nacido en 1982.
Abajo:
Mircea Cărtărescu, Rumanía. Nacido en 1956.
Karina Sainz Borgo, Venezuela. Nacido en 1982.
La literatura oscila permanentemente entre la realidad y la fantasía, entre lo vivido y lo soñado, entre lo que se es y lo que se desea ser. A veces la escritura queda suspendida entre esos dos polos, como el cuerpo de la escritora venezolana Karina Sainz Borgo en la fotografía, en plena tensión entre la atracción del suelo y el impulso que la eleva hacia el cielo. De esa tensión surge la capacidad transformadora de la escritura y de la lectura. Escribir, leer, nos cambia por dentro.
Desde el lado de la fantasía y el deseo, el rumano Mircea Cărtărescu refleja esa transformación en su trilogía “Cegador”, que escoge como metáfora central la forma de la mariposa, emblema de metamorfosis, para contar mediante la parábola de un realismo mágico, género literario impulsado por la narrativa latinoamericana, la experiencia de crecer bajo la dictadura de Ceaucescu. Y la argentina Camila Sosa Villada hace de su escritura el territorio desde el que explorar el camino de su transformación en escritora transgénero, en novelas como “Las malas”.
Del lado de la exploración de lo real, el español Alfonso Mateo-Sagasta, en “Caminarás con el sol”, se mete en la piel de una figura histórica, el español Juan Guerrero que, a principios del siglo XVI y en tierras americanas, decidió tomar partido por el pueblo Maya y capitaneó las tropas mayas en la lucha contra sus compatriotas conquistadores. Y Sainz Borgo, que hoy vive en España, se ciñe al presente para dar cuenta de la violencia política en su ciudad natal, Caracas, en la novela “La hija de la española”. Una manera de profundizar en las razones de la actual diáspora venezolana.
José Manuel Fajardo