Brenda Navarro, México. Nacida en 1982.
José Luis Peixoto, Portugal. Nacido en 1974.
Nada en las fotografías de Daniel Mordzinski es casual, aunque en ocasiones él mismo, como suele sucederle a todo artista, no sea totalmente consciente de ello. A esa sabiduría inconsciente se la llama intuición creativa y, en su caso, esa intuición nace de su condición de lector apasionado o “letraherido”, como a él le gusta definirse. Sólo esa intuición creativa puede explicar el diálogo que se establece entre estas dos fotografías y que viene a ser metáfora del que mantienen las literaturas de América y de Europa desde hace cinco siglos.
El escritor portugués José Luis Peixoto se pasea a orillas del mar en la costa norte de Portugal, junto a un faro cuya luz es aviso de navegantes. La silueta de la escritora mexicana Brenda Navarro se recorta contra un mar en el que la luz se refleja, en la costa de la isla de La Palma, en la ruta de los vientos alisios que llevaron a las naves de Colón hasta lo que los europeos llamarían después América. Y es que el mar, al que los vikingos, primeros visitantes europeos de tierras americanas, llamaban “pradera de la ballena”, fue el gran protagonista del primer contacto entre las culturas de ambos lados del Atlántico. Surcándolo viajaron libros y autores durante siglos y la imagen de sus dos orillas sigue vinculando metafóricamente a los dos continentes, al punto que es posible contemplar las literaturas escritas en una y otra como un juego de espejos enfrentados en el que los temas se reflejan. Como sucede con Peixoto, en “Una casa en la oscuridad”, y con Navarro, en “Casas vacías”. Ambos indagadores de la vida familiar, de las relaciones entre padres e hijos, del significado profundo de la palabra “casa”, de la palabra “hogar”, con un océano de por medio.
José Luis Peixoto, Portugal. Nacido en 1974.
Nada en las fotografías de Daniel Mordzinski es casual, aunque en ocasiones él mismo, como suele sucederle a todo artista, no sea totalmente consciente de ello. A esa sabiduría inconsciente se la llama intuición creativa y, en su caso, esa intuición nace de su condición de lector apasionado o “letraherido”, como a él le gusta definirse. Sólo esa intuición creativa puede explicar el diálogo que se establece entre estas dos fotografías y que viene a ser metáfora del que mantienen las literaturas de América y de Europa desde hace cinco siglos.
El escritor portugués José Luis Peixoto se pasea a orillas del mar en la costa norte de Portugal, junto a un faro cuya luz es aviso de navegantes. La silueta de la escritora mexicana Brenda Navarro se recorta contra un mar en el que la luz se refleja, en la costa de la isla de La Palma, en la ruta de los vientos alisios que llevaron a las naves de Colón hasta lo que los europeos llamarían después América. Y es que el mar, al que los vikingos, primeros visitantes europeos de tierras americanas, llamaban “pradera de la ballena”, fue el gran protagonista del primer contacto entre las culturas de ambos lados del Atlántico. Surcándolo viajaron libros y autores durante siglos y la imagen de sus dos orillas sigue vinculando metafóricamente a los dos continentes, al punto que es posible contemplar las literaturas escritas en una y otra como un juego de espejos enfrentados en el que los temas se reflejan. Como sucede con Peixoto, en “Una casa en la oscuridad”, y con Navarro, en “Casas vacías”. Ambos indagadores de la vida familiar, de las relaciones entre padres e hijos, del significado profundo de la palabra “casa”, de la palabra “hogar”, con un océano de por medio.
José Manuel Fajardo